Resulta inoportuno, inapropiado e indecente hacer la presentación de los nuevos aviones de transporte adquiridos por el ejército español cuando se están recortando derechos sociales, máxime si el coste de dichos aviones se aproxima al monto total de los recortes que propone el gobierno del PP para reducir el déficit en el porcentaje que exigen desde Bruselas.
Es posible que fuera necesaria la renovación de los aparatos y, aunque no lo fuera, hay que mantener contentos a los que defienden nuestros derechos como país y como clase, eso nadie lo pone en duda. Entre los cosas sagradas con las que no debe jugar ningún gobierno (español), aparte de la Iglesia, se hallan el ejército y la policía. Aunque debemos recordar que la última guerra que ganó ese ejército es la que llevó a cabo contra su propio pueblo (cautivo y desarmado), la historia reciente está llena de recuerdos funestos para los militares españoles, cuyo declive comenzó con la aniquilación de la Armada Invencible, y de eso ya hace muchos siglos. Por tanto, si tenían que congraciarse con los militares, podían haberlo hecho en privado y no con ese alarde de autosuficiencia donde el Rey, que les debe el trono, actuaba como maestro de ceremonias.
Porque los recortes y los sufrimientos que se anuncian van destinados a los mismos de siempre: los débiles. Los poderosos van a seguir disfrutando de sus derechos y de nuestros dineros. Y los asalariados aguantando discursos catastrofistas de quienes roban el dinero de todos.
Ahora, para rizar el rizo y confundir a la población, recuperan los atentados del 11 de marzo, pues continúan con la cantinela de que existen zonas oscuras, mientras no recuperen Covadonga y el espíritu de la reconquista podemos dormir tranquilos. Pero con la recuperación de SU memoria histórica, seguro que nos enzarzaremos en discusiones bizantinas que nos alejarán de la triste realidad: el expolio de los dineros públicos que van a llevar a cabo. Y seguirán sin actuar sobre la economía sumergida, la corrupción y demás zarandajas que, aun representando muchísimos millones, parecen no interesar a la Hacienda pública.
Para colmo, el Banco Central Europeo, entrega cientos de miles de millones a la Banca, al 1% de interés a 5 años, para que lo reparta en forma de créditos a empresas y particulares al 5% anual, sí, la gran Banca, ve los números en un espejo: el de la Avaricia.
Es posible que fuera necesaria la renovación de los aparatos y, aunque no lo fuera, hay que mantener contentos a los que defienden nuestros derechos como país y como clase, eso nadie lo pone en duda. Entre los cosas sagradas con las que no debe jugar ningún gobierno (español), aparte de la Iglesia, se hallan el ejército y la policía. Aunque debemos recordar que la última guerra que ganó ese ejército es la que llevó a cabo contra su propio pueblo (cautivo y desarmado), la historia reciente está llena de recuerdos funestos para los militares españoles, cuyo declive comenzó con la aniquilación de la Armada Invencible, y de eso ya hace muchos siglos. Por tanto, si tenían que congraciarse con los militares, podían haberlo hecho en privado y no con ese alarde de autosuficiencia donde el Rey, que les debe el trono, actuaba como maestro de ceremonias.
Porque los recortes y los sufrimientos que se anuncian van destinados a los mismos de siempre: los débiles. Los poderosos van a seguir disfrutando de sus derechos y de nuestros dineros. Y los asalariados aguantando discursos catastrofistas de quienes roban el dinero de todos.
Ahora, para rizar el rizo y confundir a la población, recuperan los atentados del 11 de marzo, pues continúan con la cantinela de que existen zonas oscuras, mientras no recuperen Covadonga y el espíritu de la reconquista podemos dormir tranquilos. Pero con la recuperación de SU memoria histórica, seguro que nos enzarzaremos en discusiones bizantinas que nos alejarán de la triste realidad: el expolio de los dineros públicos que van a llevar a cabo. Y seguirán sin actuar sobre la economía sumergida, la corrupción y demás zarandajas que, aun representando muchísimos millones, parecen no interesar a la Hacienda pública.
Para colmo, el Banco Central Europeo, entrega cientos de miles de millones a la Banca, al 1% de interés a 5 años, para que lo reparta en forma de créditos a empresas y particulares al 5% anual, sí, la gran Banca, ve los números en un espejo: el de la Avaricia.
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