Charlas en el cerrillo quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos interesados en la palabra escrita. Aquí tendrán cabida ideas, pensamientos, opiniones, anécdotas y relatos. Porque muchas veces las ideas más acertadas, los pensamientos más ingeniosos, las opiniones más certeras y las anécdotas más divertidas acaban perdiéndose por no tener un foro donde ponerse negro sobre blanco. También los relatos, cuando no se dispone de editor, terminan arrinconados en un cajón, razón por la cual muchas buenas historias jamás serán leídas.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Guiñoles

Astérix, el héroe francés por antonomasia, bebiendo su poción mágica
¿Por qué a la derecha española le molestan tanto las parodias?  El humor no es malo, sirve para despertar conciencias.  Los guiñoles de Canal+ Francia se burlan de unos éxitos deportivos que han levantado envidias y sospechas, pero convertir la "gracia" en una cuestión de Estado es poner la carreta delante de los bueyes.
No es de recibo suponer que todos los deportista de élite recurran a estimulantes para aumentar el rendimiento, pero han sido numerosos los atletas castigados por utilizar substancias dopantes, y nadie se ha rasgado las vestiduras. Hasta ahora.
El gobierno y sus medios afines han entrado al trapo, no sabemos si para desviar la atención sobre la polémica reforma laboral, de la crisis que parece no tener fondo o porque les preocupa la integridad moral del deporte español.  Sin embargo, esos mismos personajes que se rasgan las vestiduras porque las figuras deportivas nacionales son vilipendiadas al otro lado de los Pirineos se comportan ellos mismos como pésimas marionetas cuando, sin el mínimo pudor, leen extractos de un supuesto manual de Educación para la ciudadanía, aseguran que la reforma laboral perpetrada tiene la intención de acabar con las nefastas condiciones recibidas del franquismo, que ningún imbécil les va a bajar de su pedestal, acusan a la policía y a la judicatura de haber falsificado pruebas en la investigación de los atentados del 11 M, y otras muchas lindezas que, aunque las digan con seriedad, producen más miedo que cualquier sátira.
Los voceros de la derechona, con sus declaraciones, ponen en peligro la democracia misma y no sienten vergüenza, porque parece ser que pueden decir lo que les venga en gana, al fin y al cabo, España es suya.
Ver un muñeco de látex, con una jeringuilla en la mano, firmando produce sorpresa y cierta gracia, pero escuchar al Sr. Aznar Botella decir que esta reforma laboral “seguramente no resultará en una creación neta de puestos de trabajo en el corto plazo, pero sí que contribuirá a una renovación del mercado laboral, por la que un gran flujo de trabajadores saldrá del mismo y será reemplazado por otro más productivo. Naturalmente que esto no se hará sin traumas, pero a la larga nuestra economía se beneficiará”, produce indignación y rabia, porque ese señor lo ha tenido todo mucho más fácil en la vida, hasta las tonterías que dice tienen más eco que las de cualquier catedrático de economía y, sin embargo, tiene el descaro del iletrado porque nos avisa de que la reforma conlleva implícito el cambio de cromos: los trabajadores al paro y los parados a trabajar, eso sí, con menos sueldo y en condiciones laborales muchísimo más precarias. Deja la botella Aznar.

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