Charlas en el cerrillo quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos interesados en la palabra escrita. Aquí tendrán cabida ideas, pensamientos, opiniones, anécdotas y relatos. Porque muchas veces las ideas más acertadas, los pensamientos más ingeniosos, las opiniones más certeras y las anécdotas más divertidas acaban perdiéndose por no tener un foro donde ponerse negro sobre blanco. También los relatos, cuando no se dispone de editor, terminan arrinconados en un cajón, razón por la cual muchas buenas historias jamás serán leídas.

lunes, 26 de noviembre de 2012

¿De qué se ríen?

¿Sabes de qué se ríenDe nosotros. 
Como no podía ser de otra manera. Dada la poca repercusión social que están teniendo los recortes en materia social, el poco impacto del decreto sobre desahucios, las nuevas tasas sobre la justicia, y lo que nos queda, morenos; es normal que se rían de nosotros y en nuestra cara.
La derecha está contenta, ¿no había de estarlo? Todo le sale bien, ganan elección tras elección con amplias mayorías, pese a las quejas de los contribuyentes, y la oposición se diluye como el hielo en agua caliente. Y, sin nadie que les haga sombra, acaban con los logros sociales de un plumazo, porque nada les importamos. Además, tienen la desvergüenza de acusar a los demás de hacer lo mismo que ellos hacen, y tienen la gran suerte de poder echar las culpas de todos los males a los antiguos gestores de la cosa pública, lo mismo que hacemos todos. Si podemos esparcir la mierda, por qué vamos a cargar solos con ella.
Es necesaria una regeneración de la política y de la vida. Pero, sobre todo, de la vida. El problema, como creo haber expresado con anterioridad, no es la corrupción, si no que TODOS podemos ser corruptos, sólo necesitamos alguien que nos corrompa. Habría que volver a los valores tradicionales, aunque suene casposo, porque sólo así podremos recuperar el futuro que nos están robando.
Si el poder político se lo quedan ellos, y el poder judicial también, ¿qué nos queda? La Justicia, debería ser ciega y la balanza que sostiene en su mano decantarse en función de las pruebas, sin embargo, el Sr. Ruiz Gallardón, el más progresista de los de derechas, que decían en Madrid, siendo alcalde de la ciudad y antes como presidente de la Comunidad, ha perpetrado una reforma de la Justicia que no gusta a nadie, ni a jueces, ni a abogados, ni a funcionarios, ni a usuarios, por lo que representa de retroceso en el acceso a la Justicia, si, con mayúsculas. Si alguien se había creído aquello de que la justicia era igual para todos, estaba equivocado. Ahora, con la gallarda reforma de Gallardón, muestra su verdadera cara: la justicia para quien se la pueda pagar, como siempre ha sido. La primera muestra: dejan libre al responsable de la mafia china por un "error", mientras continúan los desahucios de los desgraciados que no tienen dinero para pagar la hipoteca. Para acabar con la demora en los juzgados, aumentemos las tasas, que los pobres no puedan divorciarse, ni reclamar una multa, ni litigar por cualquier motivo. En lugar de nombrar más jueces, limitar el acceso a ellos con tasas. Claro que aumentar el número de magistrados podría ser contraproducente,  podrían tratar de investigar lo que a nadie le interesa que se investigue.
Ole, la España de pandereta. Así nos luce el pelo. 

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