Charlas en el cerrillo quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos interesados en la palabra escrita. Aquí tendrán cabida ideas, pensamientos, opiniones, anécdotas y relatos. Porque muchas veces las ideas más acertadas, los pensamientos más ingeniosos, las opiniones más certeras y las anécdotas más divertidas acaban perdiéndose por no tener un foro donde ponerse negro sobre blanco. También los relatos, cuando no se dispone de editor, terminan arrinconados en un cajón, razón por la cual muchas buenas historias jamás serán leídas.

martes, 13 de noviembre de 2012

¿Cautivos y derrotados?

El derrotismo se ha apoderado de los ciudadanos.
Las noticias sobre nuevos recortes sociales se reciben con desánimo y con la certeza de que nada se puede hacer para evitarlos. La sociedad carece de ánimos para enfrentarse a lo que percibe como irremediable. ¿De verdad lo es? Tal vez eso es lo que han conseguido con el miedo y la insistencia. Estamos mal, pero nos podría haber ido peor, dicen los que aún disponen de un sueldo, mientras los que carecen de él parecen resignados a su destino. Tal vez vaya siendo el momento de platearse qué podemos hacer todos unidos.
En tiempos de dictadura hubo en este país personas que se enfrentaron a su destino y lograron cambiarlo, lo consiguieron porque fueron muchos los que apoyaron su lucha pacífica, y se cambiaron cosas porque, aunque pretendan convencernos de los contrario, la unión hace la fuerza. En aquellos tiempos, como saben bien quienes los vivieron, las cosas no eran tan "fáciles" como ahora, no sólo no se respetaban los derechos de los trabajadores, si no que tampoco se respetaban los derechos humanos, y, sin embargo, unos cuantos valientes, a despecho de su vida y hacienda, desafiaron el status quo. Claro que la inmensa mayoría callaba y trabajaba, pero eran muchos los que apoyaban la lucha en silencio.
Hoy día, cuando los derechos humanos se respetan, de mala gana, pero se respetan, los trabajadores han olvidado que su fuerza está en la unidad, por eso, las TDT's y los medios de comunicación de masas más próximos a la derechona, insisten en desprestigiar a los sindicalistas, a los sindicatos, y cualquier movimiento social de oposición. Los actuales sindicatos pueden disgustarnos, pero como afirmó muy acertadamente Fernández-Toxo, secretario general de CCOO, en Tele 5 el sábado 10 de noviembre, "si no os gustan estos sindicatos, cread otros, pero uniros". Porque él sabe bien que la única fuerza que le asiste, como dirigente sindical, reside en la gente que le acompaña.
El pueblo unido jamás será vencido, rezaba un viejo eslogan político, ya casi olvidado. Ahora preferimos envolvernos en banderas excluyentes y aislantes porque preferimos salvarnos nosotros solos antes que hacerlo colectivamente, y así nos va. El futuro será de todos o no será. Individualmente no iremos más allá del lugar de partida. Las utopías están muy bien para los tiempos de bonanza, aunque, inexplicablemente, florecen en tiempos de crisis, seguramente porque la esperanza es lo último que debe perderse, ya que, una vez perdida, nosotros nos perdemos con ella.
Hoy, hablar de solidaridad y unión parece otra utopía más, aunque yo no pierdo la esperanza de que, algún día, pueda hacerse realidad, quizá tengamos que esperar la llegada de un líder carismático, tal vez venga de la mano del reconocimiento de nuestra insignificancia como individuos, pero volverá a escucharse la voz de la mayoría silenciosa; de momento podemos comprobar lo conseguido por la plataforma Stop Desahucios, con sus movilizaciones ha conseguido que Gobierno y Oposición se reúnan para tratar el tema, cuando hace sólo un par de años PP y PSOE rechazaron la propuesta de ERC que apuntaba en la misma dirección: parar los desahucios con la dación en pago de la deuda, como ocurre en los países más democráticos.

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