Charlas en el cerrillo quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos interesados en la palabra escrita. Aquí tendrán cabida ideas, pensamientos, opiniones, anécdotas y relatos. Porque muchas veces las ideas más acertadas, los pensamientos más ingeniosos, las opiniones más certeras y las anécdotas más divertidas acaban perdiéndose por no tener un foro donde ponerse negro sobre blanco. También los relatos, cuando no se dispone de editor, terminan arrinconados en un cajón, razón por la cual muchas buenas historias jamás serán leídas.

lunes, 13 de agosto de 2012

La siesta

Allá por el mes de julio de 2012 realicé un viaje de placer por la Bretaña francesa y, en la histórica ciudad de Saint Malo, coincidí con una concentración de buques escuela que iban a realizar su particular vuelta al mundo, entre los grandes veleros se hallaba anclado en el puerto el españolísimo Juan Sebastián de Elcano, barco escuela donde se forma lo más granado de la marina patria. Botón de ancla fue una película que, durante la Dictadura, cantaba las excelencias de los marinos que en él se formaban.
No soy de natural patriota, ni mucho menos patriotero pero, como el navío bien merece una visita, por su belleza, me acerqué con intención de subir a bordo y visitarlo. Antes de abordar cualquier otro barco de similares características prefería hacerlo en el que nos representaba en el muelle francés. No debería haberlo hecho. No sólo por la caminata hasta su amarre, sino por la hora. Mira tú por dónde el reloj marcaba las 14.05 horas cuando alcancé el paquebote y, claro, su acceso estaba vedado, entre las 14 y las 16 horas, el J.S. de Elcano, tenía su escalera cerrada, ni un triste marinero a quién preguntar el motivo había a la vista, sólo un cartel anunciador.
Y pensando, pensando, caí en la cuenta de que en España, a esa hora, y en plena canícula de julio, lo normal, era echarse a la siesta, hasta que amainara el calor. Aunque en la ciudad bretona hacía más bien frío, pero la siesta no se perdona. ¿Es el enemigo? preguntaba Gila, ¿que cuándo va a atacar? seguía. Pues eso, la siesta no se perdona, ya atacaremos con la fresca. Lo malo es que el único barco escuela cerrado a cal y canto era el patrio, los demás, con más o menos afluencia de público, mantenían la guardia y el puente abierto a los que quisieran visitarlo y, si era el caso, endilgarle algún souvenir. Así que, me conformé con subir a un barco de nombre extranjero, como el de la canción, tomar unas fotografías y preguntarme ¿por qué? ¿Por qué el nuestro era el único que vedaba el acceso durante ciento veinte minutos? ¿Por los recortes? ¿Por cansancio? ¿Por falta de funcionarios? Ah, los misterios de la naturaleza patria son insondables.
Viene al caso esta anécdota porque, llegado el mes de Agosto no sólo cierra el barco insignia de la Marina Real, también medio país (el otro medio está desempleado), y aquí paz y después gloria. Luego pretenden cumplir con Europa, los políticos, porque los demás, los que vamos a pagar la factura, lo que deseamos es que se olviden de nosotros y nos dejen en paz. 
Y en setiembre, cuando despertemos de la resaca, más impuestos, más recortes y más privaciones para los necesitados, y más dinero y más fiesta para los de siempre. Ya va siendo hora de que tomemos una determinación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario