Charlas en el cerrillo quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos interesados en la palabra escrita. Aquí tendrán cabida ideas, pensamientos, opiniones, anécdotas y relatos. Porque muchas veces las ideas más acertadas, los pensamientos más ingeniosos, las opiniones más certeras y las anécdotas más divertidas acaban perdiéndose por no tener un foro donde ponerse negro sobre blanco. También los relatos, cuando no se dispone de editor, terminan arrinconados en un cajón, razón por la cual muchas buenas historias jamás serán leídas.

jueves, 2 de agosto de 2012

¿Investigar? ¿Para qué?

En España, sea por cultura, por tradición o por ignorancia, la asignatura pendiente sigue siendo la investigación. En cuestión de recortes lo más doloroso no es que perdamos dinero con los nuevos impuestos, ni que se vaya a deteriorar nuestra salud, ni siquiera que vayamos a ser más burros, lo que no tiene nombre es que se olvide totalmente a los pocos investigadores que luchan contra corriente. Hay una cuestión en la que estos ignorantes que conducen nuestras vidas: políticos, financieros, obispos y jerifaltes en general nunca han pensado, en dotar de medios económicos y materiales a la investigación en medicina, biología, industria, etc.  ¿Quién puede nombrar un científico español de renombre universal? Por favor, he escrito de renombre universal, no valen las demostraciones de patrioterismo. ¿Cuántos premios nobel de física, química, medicina formados e investigando en nuestro país podemos nombrar? Ahí está el futuro. Lo entendieron muy bien los americanos después de la Segunda Guerra mundial, atrajeron a las  mejores mentes del mundo hacia ellos, aunque su pasado fuera turbio, incluso delictivo por haber trabajado para los nazis, pero a los yankees no les importó, porque con sus trabajos potenciaron su hegemonía aeroespacial, su armamento intergaláctico, su medicina, y su vida en general, y de esos trabajos continúan cobrando royalties.  Así parecen haberlo entendido los alemanes que buscan ingenieros y profesionales cualificados por toda Europa mientras desprecian la mano de obra no cualificada, ¿por qué será?
Claro que la investigación es un camino largo y tortuoso que tarda años, incluso generaciones, en dar sus frutos, si es que no termina en un camino sin salida. Oye, que tampoco tiene por qué ser todo alta tecnología, ni siquiera en la pequeña y mediana destacamos los españoles, y no lo hacemos porque no lo potenciamos, aquí con ponerle un palo a todo solucionamos el problema: el chupachup y la fregona son inventos españoles. El primero no se sabe, pero la fregona liberó a las mujeres del mundo de fregar los suelos arrodilladas, contra la opinión de la iglesia que quiere vernos a todos de esa guisa.
Claro que mantenernos en la inopia resulta rentable políticamente. Si no fuera por los ignorantes que creen sus mentiras, y siguen apoyándoles, esta situación habría dado un vuelco definitivo hace mucho tiempo. Resulta inaudito que los mismos políticos que repudian a los funcionarios se rodeen de asesores con sueldos de asombro por el simple hecho de ser correligionarios. Desde los tiempos de Larra, todos tendemos a identificar al funcionario como ese hombre que nos cierra la ventanilla en las narices y nos conmina a regresar mañana. Pero funcionario es el jefe del servicio de Cardiología de cualquier hospital público, el Ingeniero de Camino, Canales y Puertos que desde el ministerio de Industria planifica la construcción de grandes infraestructuras, el Juez de Tribunal Superior que dicta sentencias y cualquier científico de CSIC que investiga nuevos y eficaces tratamientos contra el cáncer. Ah, esos están empezando, también, a manifestarse contra los recortes. 
Lo que resulta descorazonador es que un concejal de un ayuntamiento, pongamos por ejemplo: Alcorcón, cobre un sueldo igual al del mismísimo presidente de gobierno: 72.000 € anuales, mientras que algunos de esos profesionales que acabo de nombrar no lo cobran, ni lo cobrarán, a pesar de que sus funciones no tienen punto de comparación. Dónde va a parar, el concejal realiza un trabajo más importante: aborregarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario