Charlas en el cerrillo quiere ser un lugar de encuentro para todos aquellos interesados en la palabra escrita. Aquí tendrán cabida ideas, pensamientos, opiniones, anécdotas y relatos. Porque muchas veces las ideas más acertadas, los pensamientos más ingeniosos, las opiniones más certeras y las anécdotas más divertidas acaban perdiéndose por no tener un foro donde ponerse negro sobre blanco. También los relatos, cuando no se dispone de editor, terminan arrinconados en un cajón, razón por la cual muchas buenas historias jamás serán leídas.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Y si fuera....


¿Puede ser el conato de independentismo catalán una estrategia política pactada entre PP y CiU para debilitar al PSOE?
Vistos los resultados en Galicia y el País Vascos, y las intenciones de voto en la próximas elecciones al Parlament, bien podría tratarse de una jugada política que a los representantes de la derecha española y catalana va a resultarles provechosa.  La escalada de insultos y descalificaciones, por parte de hombres representativos de una y otra formación, contribuye enormemente a la separación entre nacionalismos, a la división entre catalanistas y españolistas, tanto en Cataluña como en el resto de comunidades del estado español, un problema que atañe a quienes, ni en un lugar, ni en el otro, se sienten identificados con las banderas. Esa bipolarización puede entrañar la elección de compañeros de viaje poco recomendables, muy alejados políticamente, pero, sobre todo, puede llevar votos a partidos contrarios a la ideología del propio votante.  
Se puede votar con el corazón, de hecho así se hace en la mayoría de los casos, pero se debe votar con la cabeza. Porque sólo analizando profundamente las intenciones, ocultas en los programas electorales, estaremos seguros de acertar al depositar la papeleta en la urna. Todas, absolutamente todas las opciones políticas, son válidas, incluso las que nos repugnan, porque si no son buenas para unos, lo serán para otros. Lo que no cabe, inmediatamente después de votar, es renegar de lo que se ha hecho. 
Claro que la responsabilidad ciudadana comprometida con la democracia no termina con el acto de votar, la responsabilidad democrática se manifiesta en el seguimiento de lo que el elegido hace con nuestro voto, porque al votarle le damos nuestra confianza y, cuando no cumple lo prometido, nuestro deber, como ciudadanos responsables, consiste en pedirle explicaciones, explicaciones que no pueden negarnos, que no deben esconderse, y quien lo hace debería ser castigado en los siguientes comicios. 
Esto, que parece razonable y sencillo, es precisamente el origen del problema de la democracia española, ningún político siente la necesidad de justificar sus decisiones porque piensa, erróneamente, que dispone de un cheque en blanco para hacer y deshacer en nombre de los electores. Por lo mismo, Mariano Rajoy y Artur Mas, presidentes del Estado, español y catalán, aún traicionando la confianza de sus electores, incumpliendo sus promesas electoras y legislando contra la mayoría de los ciudadanos, van a recibir, como castigo, un mayor número de votos, y posiblemente de escaños, en la próximas elecciones. Ambos presidentes saben muy bien que la memoria del electorado es corta y sus ideas manipulables, basta tocarles el corazón nacionalista para que salgan a la calle gritando contra todo lo diferente, ya sean moros, rumanos, chinos, españoles o catalanes. 
Los pobres ya se sabe, cuando les señalan el árbol, buscan otro más pobre para colgarle todas sus frustraciones.
Y si fuera una crisis, sería la hostia. Aunque más bien parece una estrategia bien diseñada para anularnos como ciudadanos.

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